viernes, 26 de febrero de 2010

Omer Meir Wellber y Gianandrea Noseda: el futuro del Palau de les Arts


Esta semana nos sorprendíamos con la noticia de la designación del joven director israelí Omer Meir Wellber como sucesor de Lorin Maazel cuando éste deje el cargo de director de la Orquestra de la Comunitat Valenciana el año que viene. Como comenta Atticus en su blog, la jugada de Helga Schmidt es muy inteligente, pues ha fichado a un desconocido sin experiencia y hay que suponer que lo ha hecho a bajo precio. Si resulta que lo hace bien, como espero que sea, diremos que Helga tiene un buen ojo para escoger jóvenes promesas. Si la cosa va mal, hay mil excusas con las que cubrirse las espaldas. Y además, no nos engañemos, si la cosa va mal sólo nos vamos a quejar cuatro gatos, tampoco va a tener que preocuparse demasiado en dar explicaciones.

¿Qué sabemos de Omer Meir Wellber? Sabemos que nació en 1981, que ha compuesto y estrenado (no sabemos si con éxito) diversas obras orquestales, que es el director de la Israeli Opera de Tel Aviv y de la Raanana Symphonette Orchestra, que ha sido asistente de Asher Fisch y Daniel Barenboim y que fue elegido uno de los artistas revelación del año 2008 en Italia por la revista Classic Voice tras haber dirigido Aida en Padua. Sabemos también, si creemos a Helga Schmidt, que Plácido Domingo pretendía contratarlo para la ópera de Los Angeles o para la de Washington, algo que le puede hacer ganar puntos entre los seguidores del tenor. O del barítono, depende del día.

He estado buscando por ahí alguna muestra de su supuesto buen hacer a la batuta y lo único que he encontrado ha sido unos vídeos de La Gioconda (Ponchielli) procedentes de la ópera de Tel Aviv. La calidad de imagen y sonido es pésima, pero la del tenor es mucho peor. Yo no he podido acabar de verlos, pero por si algún valiente quiere intentarlo, ahí van. En los dos primeros tenemos al infame Hugh Smith y a Michele Crider, en el tercero a Victoria Safronova.




Vídeos de apweb


Vídeo de dnselmer

Para quitarnos el mal sabor de oído (valga la sinestesia) y aprovechando que en el mismo acto de presentación se anunció que Gianandrea Noseda pasará a ser el principal director invitado cuando Wellber no pueda hacerse cargo de la orquesta, vamos a escucharle dirigiendo a la BBC Philarmonic Orchestra, de la que es director titular, en el finale de la Segunda sinfonía de Schumann.


Vídeo de edomariaricca

martes, 23 de febrero de 2010

Berceuse élégiaque, de Ferruccio Busoni


En febrero de 1911, durante una agotadora serie de conciertos al frente de la New York Philarmonic Orchestra, Gustav Mahler cae gravemente enfermo, llegando a dirigir el último de ellos con fiebre alta. Los médicos, a los que pide sinceridad, le revelan que padece una grave endocarditis bacteriana. Tres meses después moriría en Viena.

En su último concierto quiso el destino que tuviese lugar el estreno de una obra de tintes fúnebres, Berceuse élégiaque op.42, de Ferruccio Busoni. Se trata, a decir de Antony Beaumont, biógrafo de Busoni, de su obra más lograda. Originalmente escrita para piano y posteriormente arreglada para una orquesta reducida, esta berceuse fue inspirada por el dolor que le produjo a Busoni el fallecimiento de su madre. No deja de ser una ironía esta coincidencia funesta, pues Mahler era muy supersticioso y vivía obsesionado creyendo que la muerte le acechaba. Incluso se negó a dar el título de novena sinfonía a La canción de la Tierra, creyendo que las novenas sinfonías estaban malditas y atraían a la muerte. Finalmente murió dejando nueve sinfonías y una décima inconclusa. Cualquier supersticioso que lea esto no hará sino reafirmarse en sus creencias y darle la razón al pobre Mahler.

La música de Busoni tiene una naturaleza contrapuntística, siguiendo la línea de su admirado Johann Sebastian Bach. Aunque nunca se inscribió en el atonalismo tal y como lo entendía Schoenberg, Busoni solía escribir obras que no podían inscribirse en una tonalidad determinada. A pesar de ello, nunca perdió de vista los cánones neoclásicos, por lo que en su obra se combinan la modernidad y la tradición e incluso en sus obras más arriesgadas se pueden escuchar los ecos de Mozart, otra de sus grandes influencias.

Escuchemos Berceuse élégiaque op.42 de Ferruccio Busoni interpretada por la New Philarmonia Orchestra bajo la dirección de Frederik Prausnitz.


Vídeo de bartje11

sábado, 20 de febrero de 2010

Canciones encadenadas V: Party


La palabra con la que seguimos el juego de las canciones encadenadas es party.

Barbebleue optó por People's parties de Joni Mitchell, perteneciente a su disco Court and Spark.


Vídeo de AJMusicgirl

Alfredo eligió el fado Há festa na Mouraria, compuesto por Gabriel de Oliveira, en la interpretación de Dulce Pontes.


Vídeo de Donegal

La elección de Atticus fue Party Girl, de U2. No soy seguidor de esta banda, pero le tengo especial cariño a uno de sus discos, el directo Under a Blood Red Sky, así que escucharemos la versión de Party Girl incluida en este disco.


Vídeo de BotzAk

Allau escogió It's My Party en la versión de Bryan Ferry. Originalmente esta canción la cantaba Lesley Gore, que no tenía ni idea de quien era hasta que una profunda investigación de cinco minutos me ha hecho saber que es la misma intérprete de Sunshine, Lollipops and Rainbows, un título que podría matar a un diabético sólo con leerlo.


Vídeo de oliviachristina2

Maac fue el único que hizo honor a la palabra party trayendo música realmente festiva: Party out of Bounds de B-52.


Vídeo de LittleMatterhorny

Y por último, mi elección es All Tomorrow's Parties, de The Velvet Underground con Nico como vocalista:


Vídeo de tomorrettisgay

Uno de los versos de All Tomorrow's Parties dice "She'll turn once more to Sunday's clown". Seguiremos la cadena con la palabra clown.

lunes, 15 de febrero de 2010

Adriana Lecouvreur con Caballé, Carreras y Cossotto: un must


Este fin de semana estuve viendo un DVD que tenía desde hacía un par de meses y aún no había encontrado tiempo para ver, la Adriana Lecouvreur de Francesco Cilèa editada recientemente por VAI, procedente de una retransmisión televisiva de la función que tuvo lugar en Tokio el 20 de septiembre de 1976. A priori, un reparto estelar para esta ópera: Montserrat Caballé como Adriana, José Carreras en su desgraciadamente corto periodo de esplendor vocal y Fiorenza Cossotto como Princesa de Bouillon. Pero tenía dos dudas, la primera era si tal reparto acabaría estando a la altura de las expectativas y la segunda si la calidad de la imagen y el sonido serían aceptables.

Empecemos por la primera y digamoslo clara y brevemente para no perder el tiempo: los tres principales cantantes están espectaculares. Carreras canta un Maurizio referencial se mire por donde se mire, apasionado, valiente, recogido cuando es necesario y sin los agudos abiertos que pronto afearían su línea de canto. Cossotto, en aquellos años, era una de las grandes y en esta función lo demuestra sobradamente, tanto por voz como por actuación. Pero estando Carreras y Cossotto tan bien como están, nadie ni nada puede hacer sombra a Montserrat Caballé en una noche gloriosa, excitante en los momentos dramáticos, declamando como la gran artista que siempre fue, llenando de poesía y lirismo (y pianissimi marca de la casa) las páginas más delicadas de la obra y haciendo suyo un personaje tan suculento como el de Adriana Lecouvreur.

Frente a estos tres monstruos palidecen el resto de intérpretes, entre ellos el buen Michonnet de Attilio d'Orazi, el correcto Príncipe de Bouillon de Ivo Vinco y el ubícuo Piero de Palma como Abate. También la dirección de Gianfranco Masini y la pobre y funcional escena de Giuseppe de Tomasi pasan a un segundo plano, todo en esta función gira entorno a las voces y sobre todo al arte de la Caballé.

¿Y la calidad de sonido e imagen? Aceptable la imágen, un pelín borrosa pero sin llegar a molestar y muy bien el sonido, teniendo en cuenta la fecha de la grabación. Un gran trabajo de restauración el de VAI.

No suelo comentar grabaciones, pero con esta he tenido que hacer una excepción porque su nivel es francamente extraordinario. Tanto si os gusta este título como si no (yo debo confesar que no es, ni de lejos, uno de mis preferidos), este DVD es un must en cualquier videoteca operística.

Os dejo con dos vídeos procedentes de esta función. En el primero tenemos al jóven Carerras cantando La dolcissima efigie.


Vídeo de Onegin65

Y a continuación, Montserrat Caballé canta Poveri fiori.


Vídeo de vaimusic

jueves, 11 de febrero de 2010

Alfred Schnittke: Faust Cantata


Estoy escuchando mucho últimamente un disco de la Orquesta Sinfónica de Malmö dedicado al compositor ruso Alfred Schnittke y al llegar a este espectacular fragmento me decidí a traerlo por aquí porque estoy seguro de que os va a encantar, o como mínimo a inquietar y a seducir de forma diabólica.

Alfred Schinttke (1934-1998), nacido en la antigua URSS en una familia de etnia alemana (los llamados alemanes del Volga), fue el más destacado compositor soviético de su generación, aunque acabó renegando del régimen soviético, trasladándose a Alemania y rechazando el premio Lenin que le fue concedido poco antes de la caída del Muro de Berlín. Entre sus influencias se encuentran Shostakovich y Prokofiev, así como las vanguardias europeas de principios del siglo XX. Su música, muy accesible para todo tipo de públicos, mezcla recursos de diversos estilos y cita obras de diversas épocas sin inscribirse en ninguna corriente artística concreta, aunque hay quien utiliza el término "poliestilística" para definirla.

La pieza que quiero que escuchéis pertenece a la Faust Cantata, obra de 1983 para cantantes solistas, coro y orquesta y se titula Es geschach. Esta obra pone música a la última parte del primer libro publicado sobre el doctor Fausto, Historia von D. Johann Fausten (anónimo, 1587) en la que éste confiesa a sus pupilos el pacto que realizó con Mefistófeles en el pasado y les informa de que está a punto de cumplirse el plazo. Aunque los estudiantes le piden que se arrepienta, Fausto se niega y por fin muere a manos de Mefistófeles durante la noche. Por la mañana, los estudiantes encuentran su cadáver y reflexionan sobre el error cometido por su maestro al ser incapaz de resistir la tentación diabólica. Es geschach, cantada por el propio Mefistófeles con voz de contralto (en otros fragmentos de esta misma obra es un contratenor quien asume el papel), nos narra la escena de la horrible muerte del doctor Fausto y lo hace con un sorprendente pero convincente e inquietante ritmo de tango.

Escuchemos la pieza en la voz de Inger Blom acompañada por la Orquesta Sinfónica de Malmö dirigida por James DePreist.


Vídeo de cuervodka

Podéis encontrar más información y escuchar la Faust Cantata en su totalidad en el blog de Cuervodka.

domingo, 7 de febrero de 2010

Ivan Kozlovski canta Natalka Poltavka, de Lysenko


Hace poco hablamos del tenor ucraniano Ivan Kozlovski, una auténtica leyenda de la ópera. Recientemente han aparecido en youtube una serie de vídeos en los que podemos escuchar a Kozlovski cantando, tan bien como solía hacerlo, fragmentos de una ópera ucraniana cuya existencia era desconocida para mí: Natalka Poltavka, de Mykola Lysenko (1842-1912). Según leo en wikipedia, la ópera de Lysenko (más bien una opera-comique, pues contiene largos fragmentos hablados), es una reelaboración de una obra de teatro anterior que contenía una serie de canciones populares ucranianas, transformándolas en arias y añadiendo una obertura, varios interludios y música incidental para otros fragmentos.

En los vídeos que vamos a ver las imágenes han sido sacadas de una película soviética titulada Noche de mayo cuya ambientación coincide con la de la ópera. Obviamente, no se corresponden con el sonido, aunque por momentos lo parezca.






Todos los vídeos son de viktorkievUA

jueves, 4 de febrero de 2010

Canciones encadenadas IV: Sword


Volvemos con las canciones encadenadas, esta vez con la palabra sword.

Alfredo sugirió la canción Sword of Damocles, de Lou Reed, perteneciente al disco Magic and Loss, quizá el último gran disco de su carrera hasta el momento. Escuchemos una versión en directo.


Vídeo de johnny576375

Barbebleue optó por Throw Down the Sword, perteciente al álbum Argus de la banda británica Wishbone Ash, famosos en los setenta por el empleo de dos guitarras solistas punteando simultaneamente, algo que los diferenciaba del resto de grupos con una guitarra solista y otra rítmica.


Vídeo de avixz

Atticus se apuntaba al juego con una canción de Bob Dylan, Ballad of a Thin Man, del imprescindible Highway 61 Revisited, en la que Dylan canta "Well, the sword swallower, he comes up to you". Ya es la segunda vez que Dylan aparece por aquí, lo que me parece estupendo.


Vídeo de tomorrettisgay

Allau y yo coincidimos esta vez en nuestra elección: Swordfishtrombones, la canción que da título a uno de los mejores discos de Tom Waits. Además, la portada de este disco siempre me ha parecido maravillosa.


Vídeo de FallingDown08

Los primeros versos de Swordfishtrombones dicen: "Well, he came home from the war / With a party in his head". La palabra con la que seguiremos en la próxima entrega será party, o cualquiera de sus variantes, en el idioma que queráis.

lunes, 1 de febrero de 2010

Lucia di Lammermoor, el belcanto llega a Les Arts a lo grande

La cuarta función de Lucia di Lammermoor llegaba al Palau de les Arts precedida por las excelentes críticas que merecieron las tres funciones anteriores. No sé si la de ayer fue mejor o peor que las que la precedieron, pero desde luego no decepcionó a ninguno de los presentes. Este está siendo el primer título estrictamente belcantista que se representa en la sala principal del Palau de les Arts. Alguien debería avisar a quienes criticaron la ausencia de belcanto en las primeras temporadas del teatro, pues la afluencia de público no está siendo superior a la de otros títulos supuestamente impopulares (siempre según la peculiar vara de medir de quienes clamaban contra unas temporadas "demasiado germanófilas").

Empezaremos hablando de una puesta en escena, obra de Graham Vick, neutra, correcta y tan conocida ya que poco se puede decir sobre ella. Vestuario de época, paneles móviles, un árbol de cartón piedra y una luna sobredimensionada, nada que destacar ni que criticar.

En lo musical, tenía curiosidad por escuchar la dirección de Karel Mark Chichon, cuya contratación algunos han considerado el pago necesario para poder contar con la Carmen de su esposa, Elina Garanca, en el próximo Festival del Mediterrani. Pues bien, es innegable que Chichon sabe lo que es el belcantismo y cómo debe sonar una orquesta en Donizetti, esto es, siempre por debajo de los cantantes, nunca tapando sus voces, ni siquiera compartiendo el protagonismo. La orquesta, como es habitual, sonó estupendamente, pero con un volumen mucho más moderado de lo habitual. Mención especial merecen los solistas de arpa y flauta. Sin embargo, se echó en falta más variedad en el manejo de la dinámica, lo que provocó cierta linealidad, evidente sobre todo en el sexteto y en la escena final de Edgardo, fragmentos muy conocidos que hemos escuchado en mil versiones y sabemos que pueden y suelen sonar con más vida.

También el coro cantó en todas sus intervenciones tan maravillosamente como suelen hacerlo.

Ya que Chichon tuvo el acierto de ceder el protagonismo a los cantantes, es evidente que en ellos recae el mérito del gran éxito obtenido ayer. Nadie destacó en lo negativo, pues el nivel medio fue bueno en los papeles de menor importancia como Arturo (Angelo Antonio Poli), Alisa (Natalia Lunar) y Normanno (Enrico Cosutta).

Diógenes Randes, de quien sólo había escuchado sus Wagners en Bayreuth por la radio, me convenció como Raimondo, plegando su cálida voz, más de barítono que de bajo, a las exigencias de la partitura. También Vladimir Stoyanov estuvo correcto como Enrico, aunque tanto él como Randes, cantando bien como cantaron, juegan en una categoría inferior a la de los dos protagonistas.

Francesco Meli fue como Edgardo, para mi gusto, el mejor cantante de cuantos se subieron ayer al escenario de Les Arts. Con una voz agradable pero no especialmente destacable frente a las de otros representantes de su cuerda, es en su habilidad para el fraseo y en su inteligencia a la hora de gestionar los recursos de que dispone donde este joven tenor guarda sus bazas. Aún recuerdo su Don Ottavio en el Don Giovanni del pasado 2007 como un prodigio de delicadeza, con un dalla sua pace cantado en un elegante falsete al más puro estilo de la vieja escuela. Ayer combinó el falsete con el que coronó Verrano a te su ll'aure con los ataques a plena voz (espectacular su agudo en el dúo con Enrico del tercer acto), siempre con gran musicalidad y con un excelente y variado fraseo. Arrancó merecidísimos bravos del público al final de su estremecedora aria, a pesar de un agudo un tanto inseguro.


La otra gran triunfadora fue Nino Machaidze en el papel principal. La soprano georgiana está convirtiéndose en un nombre destacado en la lírica actual a pasos agigantados, lo cual está plenamente justificado gracias a funciones como la de ayer. Tanto vocal como dramáticamente, Machaidze estuvo muy bien. Bella voz, técnica resuelta, agilidades nítidas y agudos escrupulosamente afinados, nada se puede echar en falta en su actuación. Su escena de la locura fue muy efectiva, cargando de intención todas su frases, incluso en el dúo apócrifo con la flauta que tanto rechazo causa entre los puristas del belcanto pero que a mí, particularmente, me gusta. Desgraciadamente no dio los sobreagudos, también apócrifos y que tampoco gustan a los puristas, pero que habrían puesto la guinda a su actuación.

No sé cuál será la media de edad de todo el reparto, pero no creo que sea muy superior a los treinta años. Gran noticia para quienes se preocupan por el futuro de la ópera: hay cantantes, y en algunos casos muy buenos. Ahora sólo falta que ocupen el lugar que les corresponde y que muchas veces está ocupado por camelos mediáticos, cuando no fenómenos de feria vocales.