miércoles, 29 de abril de 2009

Canzonetta Spagnuola a cascoporro


Mira que habré escuchado veces la Canzonetta Spagnuola de Rossini, pero tuvo que venir Cecilia Bartoli a cantarla la semana pasada para que me diese cuenta de todo el potencial que tenía esta pieza. Desde entonces no me la quito de la cabeza y como parece que va a tardar en irse, he pensado que quizá queráis compartir conmigo esta obsesión momentánea. Vamos a escuchar unas cuantas versiones, ya me diréis con cual os quedáis.

Cecilia Bartoli

Vídeo de napat14

Joyce DiDonato

Vídeo de LindoroRossini

Marilyn Horne

Vídeo de Onegin65

Ewa Podlés

Vídeo de trrill

Montserrat Caballé

Vídeo de Onegin65

Vivica Genaux

Vídeo de Gudrun74

Jadranka Jovanovic

Vídeo de Coloraturissimo

lunes, 27 de abril de 2009

Maazel se queda


Al final, ni Chailly, ni Muti, ni Gergiev: Maazel.

Me acabo de enterar leyendo el blog Ya nos queda un día menos. También podéis ver la noticia en la web de Informativos Telecinco.

domingo, 26 de abril de 2009

Tuuuuraaaandooooooooooooooot!!!!


Con Lorin Maazel, más que a una Turandot uno asiste a una Tuuuuraaaandoooooot. El maestro se despide de la titularidad al frente de la Orquestra de la Comunitat Valenciana firmando la que probablemente sea su mejor dirección, junto con el Parsifal que inauguró esta temporada. Como en aquella ocasión, se decanta por unos tempi exageradamente lentos y majestuosos, algo que no es inusual aplicado a Wagner pero sorprende aplicado a Puccini. Nunca había tenido la sensación de que estaba captando hasta el más nimio detalle orquestal en una Turandot hasta ayer. En cierto sentido, encontré muchos puntos en común con la Madama Butterfly que cerró la temporada pasada. En ambos casos, Maazel se llevó el gato al agua con una dirección orquestal sobresaliente que destacaba muy por encima de los cantantes, aunque hay que decir que en esta Turandot, quizá porque la música se presta más a ello, Maazel ha llevado al límite su peculiar estilo de dirección y ha conseguido resultados inmejorables.

Por supuesto, para sostener la tensión con unos tempi tan pausados hace falta una orquesta y un coro excepcionales. Es especialmente loable la prestación del Cor de la Generalitat Valenciana, por cuanto están sometidos a un tour de force cada vez que tienen que mantener una nota durante segundos y más segundos. En los finales de los tres actos, la prestación de la orquesta y el coro llega a unas cotas de espectacularidad impresionantes.

Desde las primeras y larguísimas notas, antes de que aparezca en escena el mandarín para cantar aquello de Popolo di Pekino, ya queda claro que uno no va a asisitir a una Turandot cualquiera. Efectivamente, todo queda confirmado cuando Ventseslav Anastasov empieza a cantar: Poooooooopooooloooooo diiiiii Peeeekiiiiiiiiiinoooooooooooooo. Y al principio es inevitable preguntarse: "¿Quedará esto bien? ¿No es demasiado exagerado?" Pero no, la música sigue fluyendo y en pocos minutos uno está ya totalmente cautivado por la labor del maestro. Sólo encontré una pega, mínima, y es que la escena de Ping, Pang y Pong en el primer acto quedó un tanto deslucida a causa del tempo pausado. Sin embargo el resto de sus intervenciones, incluida su deliciosa escena en el segundo acto, gozaron de unos tempi adecuados y quedaron correctamente integradas en la trama. Fabio Previtali (Ping), Vicenç Esteve (Pang) y Gianluca Floris (Pong) estuvieron muy bien en lo vocal y en lo actoral.

Igual que he dicho que el tempo perjudicó a las máscaras en el primer acto he de decir que por la misma razón nuestra querida Alexia Voulgaridou (Liù) y Francesco Hong (Calaf) tuvieron la oportunidad de lucirse gracias al colchón orquestal que les ofreció Maazel para Signore, ascolta y Non piangere, Liù. Desgraciadamente, ambos desaprovecharon esta oportunidad, Voulgaridou a causa de su conocido canto rutinario y carente de la más mínima emoción, lo que en Liù es inadmisible y Hong debido a sus carencias en una zona grave completamente áfona. Otro de los puntos en común entre la Madama Butterfly del año pasado y esta Turandot es el tenor. Francesco Hong, al igual que Massimiliano Pisapia, quien cantó el Pinkerton entonces, tiene un gran registro agudo, fácil, timbrado y potente, pero es insuficiente en el registro medio y carece de la más ligera sombra de graves. Se creció, por tanto, en la escena de los enigmas, donde soltó agudos por doquier (aunque evitó el do opcional en Principessa altera, no sé si a instancias propias o de Maazel) y en el final del Nessun dorma. Por lo demás, su fraseo y su dicción son más que correctos para tratarse de un cantante coreano y la única pega que se le puede poner es la falta de garra, de intención, de temperamento.


Mucho mejor estuvo la Turandot de Elisabete Matos, voz grande pero bien manejada, con agudos brillantes y seguros. Sentí vergüenza ajena cuando ví como el público ovacionaba de forma exagerada a Voulgaridou y sin embargo no pasaban de un aplauso de cortesía con Matos, que demostró ser muy, pero muy superior a la griega. Creo que se debe a que se aplaude el personaje más que la interpretación, porque de otra forma es inexplicable. Desde luego, hay Voulgaridou para rato, cada vez que viene sale braveada. Su actuación de ayer no fue como parea abuchearla, al menos no desafinó como en su Luisa Miller o su Marguerite de Faust, pero de ahí a ser la más apludida...

Lamentablemente, en la función de ayer el papel de Timur no estuvo interpretado por Alexander Tsymbalyuk, de quien todos están hablando maravillas, sino por Orlin Anastassov, que no pasó de la corrección.

Respecto a la producción, con ligeras variaciones pero es la misma del año pasado, por lo que no voy a volver a repetir mis impresiones. Podéis leer lo que escribí entonces AQUÍ.

jueves, 23 de abril de 2009

Les Baricades Mistérieuses, el debut del laudista Miguel Serdoura


Hace poco comenté la reciente aparición de una grabación de La Resurrezione de Haendel en el sello Brilliant. Hoy os quiero informar de un disco del mismo sello y del mismo período histórico, también a un precio de lo más asequible y también de reciente aparición. Les Baricades Mistérieuses es el título del debut discográfico del laudista portugués Miguel Serdoura, quien fuera alumno durante cinco años del célebre Hopkinson Smith, que actualmente compagina su actividad como concertista con la de profesor de laúd en París y teórico del instrumento (ha escrito un método de laúd barroco).

Lo primero que choca de este disco es el título, pues la pieza de Couperin que le da nombre fue compuesta para clave, no para laúd. Quizá haya sido elegido ese título por lo conocido de la pieza, quizá por lo poético que resulta. Sin embargo, no nos hemos de dejar llevar a engaño por ello, pues el resto de piezas del disco son obras escritas para laúd de autores tales como David Kellner, Silvius Leopold Weiss o Jacques Gallot.


Técnicamente, la ejecución de Miguel Serdoura es impecable. Estilíticamente, me ha asombrado su juego de dinámicas y su sabia elección de tempi. Escuchemos primero una pieza puramente laudística, Les Folies d'Espagne de Jacques Gallot, para que podáis comprobar que no exagero:

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Y ahora os dejo con Les Baricades Mistérieuses de François Couperin en una versión mucho más lenta de lo que estamos acostumbrados a escuchar, lo que recalca ese misterio que se menciona en el título. A mí, particularmente, me parece una versión estupenda. Espero que a vosotros también os guste.

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martes, 21 de abril de 2009

Soirée Rossinienne con Cecilia Bartoli en Castellón

Cecilia Bartoli y Sergio Ciomei

A Cecilia Bartoli la amas o la odias. En mi experiencia en foros, blogs y similares he podido comprobar que es la cantante actual que más divide al público. Flórez, por ejemplo, gusta a la mayoría, pero otros le ponen pegas, que si es frío, que si no comunica, que si tiene 100 gramos de voz, siempre reconociendo sus virtudes que son innegables. Sin embargo a Bartoli hay quien le niega el pan y la sal, basta ver lo que se dice de ella por ahí para comprobar que para muchos es una máquina de hacer coloraturas (y encima de forma poco ortodoxa, a base de golpes de glotis) sin nada más que ofrecer. Hasta ahora creía que quienes opinaban así podían tener sus razones, que los gustos son muy subjetivos y que lo que a mí me parecía bien a otros podría parecerles un horror. Desde ayer, ya no. Ahora, cuando vuelva a leer lo de "máquina de hacer coloraturas" podré estar seguro al cien por cien de que eso es mentira, simple y llanamente. Cecilia Bartoli es mucho más que eso, es una cantante como la copa de un pino, con un dominio absoluto de su instrumento, con un saber hacer, una delicadeza en la línea de canto, una gama de recursos aplicados siempre de forma correcta, una musicalidad y una facilidad para conectar con el público y metérselo en el bolsillo que la convierten en una artista de primer nivel. Y a partir de ahí gustará o no, pero todo lo anterior existe, es real y de nada sirve negarlo.

El recital de ayer empezó con una primera parte que iba de lo más intrascendente, La regata veneziana de Rossini, tan de moda ultimamente, a lo más festivo, La danza, del mismo autor, pasando por la melancólica belleza de las canciones de Bellini. Fue en estas canciones, de canto spianato y carentes de adornos, coloraturas y demás artificios, donde Bartoli dio lo mejor de sí misma, donde mejor se pudo comprobar lo gran cantante que es. Me queda para el recuerdo su interpretación de Vaga luna, así como de la Canzonetta spagnuola rossiniana, a la que supo dotar de una serie de matices que me hicieron disfrutarla como nunca lo había hecho.

La segunda parte no alcanzó momentos de inspiración tan elevados como el conseguido con Bellini, pero a cambio finalizó con una serie de recursos cómico-escénicos muy divertidos que hicieron las delicias de un público entregadísimo. El canto tirolés de L'Orpheline du Tyrol de Rossini, la flamenquización de Yo que soy contrabandista de Manuel García o las onomatopeyas tamborileras del Rataplan de María Malibran son recursos que mal usados podrían caer en lo ridículo y que sin embargo quedan perfectamente integrados en el conjunto gracias a su saber estar sobre las tablas y a la ya mencionada facilidad para conectar con el público.

En las propinas, dos piezas de Curtis, Cara, ti voglio tanto bene y Non ti scordar di me, con el Canto negro de Montsalvatge en medio de ambas. En las piezas de Curtis volvió la magia de Bellini y el recital se cerró en su punto más elevado, como debe ser.

Destacable el sutil acompañamiento del pianista Sergio Ciomei, tan sutil que por momentos era casi inaudible. Antes de que algún malvado diga que lo hacía porque la voz de Bartoli es muy pequeña diré que no, que no es tan pequeña, que es lo suficientemente grande y está lo suficientemente bien proyectada como para poder enfrentarse a un pianista más vigoroso y a una tapa de piano abierta, pero es que no se puede tocar Malinconia, ninfa gentile como si fuese el Emperador de Beethoven, y en eso estuvo muy acertado Sergio Ciomei. Por cierto, ponía unas caritas que competían con las de ella, y cuando se puso una flor en la solapa su estampa era digna de ver.

A destacar también el llenazo especatacular en el Auditori, a pesar de la nula publicidad del acto, y el final apoteósico con la práctica totalidad de la platea (no sé si también del anfiteatro, no alcanzaba a verlo desde mi butaca) aplaudiendo en pie a la diva.

Os recomiendo que leáis la estupenda y detallada crónica de maac en Cantan Ellas para haceros una mejor idea de la Soirée Rossinniene de ayer.

sábado, 18 de abril de 2009

La Resurrezione de Haendel, el nuevo disco de Contrasto Armonico


Llego tarde para el domingo de resurrección y también para el día en el que se cumplieron 250 años del fallecimiento de G. F. Haendel, el pasado 14 de abril, pero desgraciadamente mi ritmo y el del universo raramente van acompasados. En cualquier caso, hoy quiero informaros de la reciente salida al mercado de una nueva grabación del oratorio romano La Resurrezione HWV47 a cargo del conjunto Contrasto Armonico, dirigidos por Marco Vitale. Hace poco más de un año dediqué una entrada al debut discográfico de este joven conjunto con Aci, Galatea e Polifemo, del mismo autor. Ahora vuelven a la carga con una obra de más empaque, otra vez en el sello Brilliant, lo que garantiza un precio irrisorio.

Haendel compuso este oratorio durante su estancia en Roma para que fuese estrenado en el palacio del Cardenal Ruspoli, su mecenas y el de otros grandes músicos de la época. Como muchos ya sabréis, sobre todo si habéis escuchado esa joya que es el disco Opera Proibita de Cecilia Bartoli, donde aparecen dos fragmentos de esta obra, en aquella época la ópera estaba prohibida en Roma, por lo que su lugar fue ocupado por el oratorio. También se prohibió la participación de mujeres en las representaciones, y de hecho el cardenal Ruspoli fue advertido por el Papa a causa de este oratorio, pues en su estreno participó la soprano Margherita Durastanti, que tuvo que ser sustituida por un castrato en la segunda representación. También estaba prohibido tocar instrumentos de viento de lengüeta doble en las iglesias, aunque la nobleza romana no encontró ningún problema en traer oboístas de Venecia o Milán para las representaciones que tenían lugar en sus palacios, compensando así la falta de instrumentistas nativos. Quienes sí encontraban un problema eran los compositores, pues los músicos en Roma solían afinar muy por debajo de lo que era costumbre en el resto de la península (por si alguien gusta del detalle, en Roma el la se afinaba a 385 Hz, mientras que fuera de Roma se afinaba a 430 Hz, según el libreto del CD). Por esa razón, Haendel escribió las líneas de los oboes para que tocasen siempre un tono por debajo de los violines, compensando así la diferencia en la afinación. Explico todo esto porque ésta es la primera grabación de esta obra en la que los instrumentistas respetan la afinación para la que fue compuesta y por lo tanto suena ligeramente más grave que cualquier otra grabación hasta la fecha.

Al igual que me pasó hace un año con Aci, Galatea e Polifemo, debo decir que me ha maravillado el sonido de la orquesta dirigida por Marco Vitale. Sin embargo, los cantantes siguen siendo el punto débil de la grabación, quedando por debajo de otras versiones en otros sellos y lastrando el conjunto. Klaartje van Veldhoven (Angelo) es la más destacada, aunque sus agudos tienden a ser fijos y se clavan en el cerebro del oyente en alguna ocasión. Aún así, en general es un disco muy disfrutable y que bien vale lo poco que cuesta.

Escuchemos los dos primeros cortes del disco, la Sonata, donde podréis comprobar lo bien que suena la orquesta Contrasto Armonico y el aria Disserratevi, oh porte d'Averno!, donde Klaartje van Veldhoven se enfrenta a una paradójicamente endiablada coloratura. Fijaos en el efecto que consigue con sus agudos fijos cuando mantiene la misma nota que los oboes y parece fundirse con ellos.

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A petición de Maac he subido el aria de San Giovanni Ecco il sol, interpretada por el tenor Marcel Beekman.

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miércoles, 15 de abril de 2009

El Calaf de Francesco Hong

Francesco Hong sobreexpuesto.

Ya llevamos dos representaciones de Turandot en el Palau de les Arts y ya ha desparecido Marco Berti, que sólo canto el día del estreno. Hemos comentado muchas veces que Berti fue anunciado en un principio para todas las funciones y al final, con los abonos ya vendidos, cantó únicamente en una, y Maria Guleghina ni siquiera eso, no vamos a seguir repitiéndolo porque de nada sirve glosar una y otra vez la mala gestión de Les Arts, nos van a seguir tratando con la punta del pie de todas formas.

El recambio de Guleghina es la soprano portuguesa Elisabete Matos, de la que también hemos hablado largo y tendido, y tras el paso fugaz de Marco Berti su sustituto es el coreano Francesco Hong. Si ya dije, y no me desdigo, que Matos es una soprano inferior a Guleghina (lo cual no quiere decir que sea una mala soprano ni que no haya quien la prefiera, que "hay gente pa to") también digo que Hong es un tenor inferior a Berti, y a las pruebas me remito.

Este verano, concretamente el 3 de agosto, Francesco Hong cantó el papel de Calaf en la Turandot que se representó en el festival pucciniano de Torre del Lago. Según cuentan las crónicas, y también según se desprende de los audios, obtuvo un éxito importante. Escuchemos primero su Non pinagere, Liù (hasta el final del primer acto) y después su Nessun Dorma, en el que incluyo aplausos y peticiones de bis. El sonido es bastante deficiente, pero es lo que hay.

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A la espera de escuchar su voz en directo, diría que muy diferente ha de ser a lo que percibimos en estos audios para situarse al nivel de Berti. Ojalá me equivoque, pero creo que una vez más nos la dan con queso. Tampoco creo que nadie se sorprenda por eso.

Si alguien está interesado en conseguir la grabación de toda la Turandot de Torre del Lago, que me lo comunique dejando un comentario o por correo electrónico a imperatortitus@gmail.com . El reparto completo es el siguiente:

Turandot: Francesca Patanè
Calaf: Francesco Hong
Liù: Donata D’Annunzio Lombardi
Timur: Dejan Vatchkov
Ping: Massimiliano Valleggi
Pong: Emanuele Giannino
Pang: Giorgio Berrugi

Y el director, que me lo dejaba, es Alberto Veronesi. Yo no la he escuchado entera ni creo que lo haga, bastantes cosas tengo en lista de espera, pero si alguien se atreve, adelante.

lunes, 13 de abril de 2009

Chailly y los virus


Atención, atención, noticia de última hora: Chailly cancela su concierto del 17 de abril en el Palau de les Arts. Una cancelación en el Palau de les Arts, qué raro ¿verdad? El motivo, según dicen, es uno de esos virus extrañísimos tan comunes en Valencia, por lo que parece. Algo huele a podrido en Chez Helga. ¿Será este el fin de la aventura valenciana de Chailly? ¿Hay miedo? Hay miedo.

A todo esto, yo tengo entrada para este mismo concierto en Castellón dos días más tarde y no sé si también se habrá cancelado o no. Supongo que sí, pero acabo de meterme en Servientrada y las entradas siguen a la venta.

Os dejo un link al blog Ya nos queda un día menos, de Fernando López Vargas-Machuca, que es de donde he sacado la información. Como podéis ver, la gestión de nuestra querida Helga ya es conocida en toda España.

Y de propina, un ensayo con Chailly dirigiendo el Finale de la 8ª de Mahler. Ojalá los músicos de la Orquestra de la Comunitat Valenciana no tengan que recurrir a vídeos como este para saber como son los ensayos con Chailly.


Vídeo de gab1279

sábado, 11 de abril de 2009

Henze: Serenata para violonchelo

Os traigo una pieza de juventud de quien para mí es uno de los más grandes músicos contemporáneos, la Serenata para violonchelo de Hans Werner Henze, interpretada por Heinrich Schiff. Que la disfrutéis.


Vídeo de legionnaire87

martes, 7 de abril de 2009

El Miserere de Allegri, la obra que convirtió a Mozart en un ladrón

Como es sabido, Wolfgang Amadeus Mozart pasó su adolescencia viajando por toda Europa junto a su padre, llevando a cabo el equivalente a una moderna gira de conciertos. Con doce años, de camino a Nápoles, los Mozart se detuvieron en Roma coincidiendo con la Semana Santa. Era costumbre en la época interpretar el Miserere de Gregorio Allegri en la Capilla Sixtina, en presencia del Papa, durante el Oficio de Tinieblas el Miércoles Santo y el Viernes Santo. Tal interpretación se hacía a la luz de trece velas que representaban a Jesús y los doce apóstoles y que se iban apagando una a una hasta acabar en completa oscuridad. Era tal el efecto que se conseguía con la unión de la música y la liturgia que el Papa Urbano VIII, quien había encargado la obra a Allegri, prohibió su transcripción y su ejecución fuera del Vaticano bajo pena de excomunión. La iglesia, como vemos, siempre ha sido muy dada a preservar sus misterios.

Pero ¿quién fue Gregorio Allegri? Nacido y muerto en Roma (1582-1652), Allegri fue un sacerdote que dedicó su vida a la música sacra, primero como niño cantor y tras su cambio de voz (de soprano a tenor) como miembro de diversos coros, entre ellos el de la Capilla Papal, del que formó parte hasta su fallecimiento. Además de su faceta como cantante fue un destacado compositor, tanto de obras de estilo barroco temprano como de música polifónica en la más pura tradición renacentista, en la que se inscribe su Miserere. Allegri había estudiado música con Giovanni Maria Nanini, íntimo amigo de Palestrina, por lo que hay un nexo de unión entre las obras de uno y otro.

El Miserere de Allegri está compuesto para dos coros que cantan a cappella. Uno de ellos, de cuatro voces, canta una versión simple del tema original y el otro, de cinco voces, situado a distancia del primero, le responde con una versión más elaborada del mismo tema.

Retomemos el hilo de la historia. Mozart y su padre asisitieron la madrugada del Miércoles Santo de 1769 a la interpretación del Miserere de Allegri en la Capilla Sixtina, atraídos por la inacesibilidad y la consiguiente fama de una música de la que todos hablaban pero que muy pocos habían escuchado. Al acabar el oficio regresaron a su alojamiento y el jóven genio transcribió de memoria los doce minutos de música polifónica al papel pautado, violando así la prohibición papal. Ojo al dato, que diría Supergarcía: doce minutos de música polifónica transcritos de memoria tras una única escucha. Para asegurarse de que la transcripción era absolutamente fiel al original, padre e hijo volvieron a la Capilla Sixtina el siguiente Viernes Santo con la copia escondida en el sombrero de Wolfgang y realizaron unas cuantas correcciones menores.

¿Es esta historia real o es una leyenda? Pues todo indica que es real, a juzgar por la carta, que aún se conserva, enviada por el padre de Mozart a su mujer desde Roma en aquellas fechas:

[...] ¡Tenemos el Miserere! Wolfgang lo ha transcrito y te lo enviaríamos a Salzburgo junto a esta carta si no fuera necesario que estuviéramos nosotros allí para interpretarlo. Porque la manera de cantarlo contribuye, en mayor medida aún que la propia composición, al efecto que produce en el auditorio [...].

Los Mozart continuaron con sus viajes por Europa y en uno de ellos se cruzaron con el historiador británico Dr. Charles Burney, a quien dieron una copia de la partitura para que la publicara en Londres. La reacción del Papa Clemente XIV cuando se enteró del robo efectuado por el niño prodigio no fue la excomunión, como hubiese sido de esperar, sino llamarle a Roma para alabar su maestría musical y concederle la orden de la Espuela de Oro. El Papa Clemente hizo honor a su nombre. Me gustaría saber qué habría pasado de haber existido la SGAE por aquel entonces, seguro que la historia habría acabado con Mozart excomulgado y pudriéndose en una celda del Vaticano.

Supongo que si habéis llegado hasta aquí estaréis deseando escuchar el Miserere de Allegri. Pues bien, aquí tenéis esta obra que fue secreta hasta que Mozart se encargó de que dejara de serlo, interpretada por el coro del New College de Oxford.

domingo, 5 de abril de 2009

Vaya un fin de semana

Demostración de que el Google Images debe ser usado con cuidado.

Vaya panorama se me presentaba este fin de semana. El viernes, el "concierto sinfónico" que me entraba en el abono del Palau de les Arts, que en realidad era un recital de zarzuela (curiosa la concepción de "sinfónico" que tiene Helga) con un elenco de cantantes bastante irregular y el sábado una Madame Butterfly (sí, ya sé que es madama y no madame, pero es que es así como la publicitaron) con la itinerante y modesta Compañía Lírica del Mediterráneo en el Teatro Principal de Castellón. El miércoles, mientras hablaba por teléfono con una amiga, también abonada de Les Arts, le comentaba que esta era la prueba de fuego para mi melomanía. Prueba superada, puedo decir ahora, sigo vivo y activo y me sigue gustando la música como antes.

El recital de zarzuela lo salvó la orquesta, con un sonido espectacular, y la mezzo valenciana Silvia Tro Santafé, gracias a su bella y bien proyectada voz, a su excelente fraseo y a su dicción. También correcto, aunque muy por detrás de la susodicha, estuvo el barítono Juan Jesús Rodríguez, una voz poderosa que llegaba hasta el final del auditorio sin problemas pero que pecaba de cierta nasalidad y de una acentuación quizá algo brusca. El tenor Antonio Gandía tuvo problemas para hacerse oír y jugó su baza en un agudo estentóreo que rompía la homogeneidad de su canto. Éste último problema también afectó a la soprano Rocío Ignacio, con un desagradable vibrato rapidísimo y una falta de canto legato al más puro estilo María Bayo o, salvando las distancias, Edita Gruberova, incluyendo pausas para preparar los agudos. Agudos potentes pero horrísonos que le hicieron ganarse los aplausos de los amantes del decibelio, dicho sea de paso.

Enrique García Asensio dirigió a la orquesta con oficio. ¿Con qué oficio? Eso aún no lo he averiguado. Jugó un par de veces con las dinámicas de forma bastante efectista y durante el resto del recital se dedicó a marcar el compás, pero esta orquesta suena tan bien que aun así no defrauda.

El sábado, Madame Butterfly, con una orquesta reducida al mínimo, embutida en el pequeño foso del pequeño Teatro Principal de Castellón. Si el director hubiese sido Sebastian Weigle, diría que fue una Butterfly "camerística", pero como fue un tal Sergio Kuhlmann a quien no tengo el placer de conocer, diré simplemente que fue una Butterfly para salir del paso, con un sonido que recordaba al de una banda de pueblo pero que aún así fue bastante digna y con unas voces audibles, que no es poco. No entraré en detalles, para lo que me costó la entrada no fue una mala función. Ningún cantante destacó en lo bueno ni en lo malo y varios de ellos lo hicieron mejor que otros que aparecen en la cartelera de teatros más importantes. Voulgaridou, sin ir más lejos.

Os dejo con Enrique García Asensio, cuyo oficio, según me apuntan, es la venta de bragas, fajas y corsés en una mercería (y no es coña, eso es lo que me han dicho, no sé si es verdad o no) dirigiendo el intermedio de La boda de Luis Alonso, de Gerónimo Giménez, con Lucero Tena haciendo una exhibición casteñuelística.


Vídeo de solimusi

jueves, 2 de abril de 2009

Morton Feldman, del abstracto al infinito

Morton Feldman (1926-1987) nació y vivió en Nueva York. Estudió piano con Madame Maurina-Press, alumna de Ferruccio Busoni, y más tarde se interesó por la composición, explorando nuevas vías que le alejaban de las teorías musicales de la época y abrían un nuevo panorama muy personal y diferenciado del resto de compositores contemporáneos. En 1950 conoció a John Cage, con quien le uniría una gran amistad desde es momento, y de su encuentro surgió un alejamiento aún mayor de los cánones musicales, llegando incluso a abandonar la notación musical tradicional, a la que sin embargo regresaría a finales de los 50. A través de Cage, Feldman conoció a las más importantes personalidades del mundo del arte contemporáneo y sintió una atracción especial hacia la obra y la personalidad del pintor Jackson Pollock, cuyo expresionismo abstracto ejerció una gran influencia sobre su música. De este afán de plasmar en música lo que Pollock u otros pintores abstractos plasmaban en sus cuadros nacen algunas de sus obras más importantes, como Rothko Chapel, de 1971, obra pensada para ser ejecutada en la capilla diseñada por Rothko y cuyos primeros nueve minutos pasamos a escuchar.


Vídeo de NewMusicXX

Acabada la década de los 70, la música de Feldman se vuelve más densa y oscura y sus composiciones, cada vez más extensas, se mueven entre el misticismo y la irrealidad. La ausencia de clímax, la disonancia, la serenidad y las notas prolongadas hasta el infinito son el sello de esta última etapa creativa de Feldman. Su String Quartet II, de 1983, alcanza el punto culminante de esta nueva tendencia, llegando a las cinco horas de duración. Escuchemos ahora el principio de su Piano and String Quartet de 1985 en interpretación del Ives Ensemble.


Vídeo de minirausch

Os dejo con el principio una de sus piezas más reconocidas, Triadic Memories, para piano, interpretada por Aki Takahashi.


Vídeo de nineric